“El que no conoce su camino hacia el mar debe tomar un río como guía” (Blais Pascal)
Conocí un Guadaira sin la tilde ortográfica, en cambio con la fonética sí que lo había escuchado en Sevilla en boca de unas ninfas de Alcalá que, al hablar de su río, lo acentuaban con un “acento” arrebatador (como en el anuncio de las cervezas) entonado con la musicalidad de ese bisbiseo sevillano que te desarma. Ha pasado mucho tiempo pero aún recuerdo el pasmo que me produjo toparme con aquellas dos náyades personificadas (en carne mortal) comiendo en el restaurante de un edificio de oficinas junto a la facultad de Empresariales. Al reparar en lo desmedido e inaudito de su belleza por poco no me da un síncope, nunca hubiera imaginado que alguien de mi misma especie tornase en Águila, que así era como se hacía llamar una de aquellas extraterrestres, cuyo real rostro más pareciese divino que humano.
Seguir leyendo