Sexo

«Somos el sexo y muy poco más» (Anónimo)

Más que al sexo en sí (simple anécdota del dimorfismo sexual-genital) me quiero referir aquí a eso que antes se llamaba la cosa sexual, en acertada expresión a la vez ecuménica e irónica que el subconsciente colectivo lo concernía a cualesquiera de las estrellas, planetas, polvo cósmico, materia o energía oscura que permaneciese en el área de influencia de la constelación Sexo. Un suponer, te encontrabas con el compañero de la residencia universitaria y, al poco del saludo, ya cabía establecer una charla de este tenor: ¿qué, y tu cómo llevas la cosa sexual? a lo que, ante tamaña pregunta de sideral magnitud, la conversación lo mismo podía derivar en apreciaciones relativas al último ligue de discoteca, en algún comentario machista más o menos falocrático o bien, girar hacia una confesión íntima sobre ciertos aspectos idílicos desvelados en la última carta a la novia del pueblo. Eran unos tiempos en los que la mayoría de nosotros “vivía amancebado con su mano” (Quevedo), pero de eso no se hablaba.

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