Agosto.
Contraponientes
de melocotón y azúcar,
y el sol dentro de la tarde,
como el hueso en una fruta.
Agosto… (Federico García Lorca)
Desde el jardín, con esa dulce luz de fruta anunciando septiembre, despido este agosto de un año en el que el mundo parece haber girado al revés. Hube de aprovechar que la inercia seguía empujando hacia delante para reiterarme en la consuetudinaria costumbre de cada verano por disfrutar el mes de vacaciones, buscando aparentar que aquí no hubiese pasado nada, para terminar comprobando que el mundo -tanto aquí como allí- ha cambiado y mucho. Así, los esforzados en continuar el curso de la marcha quedan frenados por la resaca de una marea que les conmina a retroceder. Ésta que sigue no es sino la intrahistoria de esa constatación, retazos desgajados de la memoria cual algas abandonadas por la marea tras la primera tormenta del verano.
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