Plumeros

Habrá siempre un hombre tal que, aunque su casa se derrumbe, estará preocupado por el Universo. Habrá siempre una mujer tal que, aunque el Universo se derrumbe, estará preocupada por su casa ” (Ernesto Sábato, Uno y el Universo)

 Durante las prolongadas estancias en el estudio-despacho que se encuentra en la primera planta de la casa, testigo de mis lecturas, escrituras y elucubraciones varias, siempre tomo la precaución de tener a mano (atravesado al sobaquillo, bajo la axila izquierda) un plumero. Al menor indicio de que mi santa (esposa) se dispone a subir por las escaleras, agarro maquinalmente el utensilio por el mango y me pongo en modo automático a pasar distraído -como el que no quiere la cosa- el pompón por sobre la mesa, la biblioteca o las paredes, en un afectado gesto por aparentar ante sus ojos estar haciendo algo de provecho y así evitar su más que probable reproche. Con el tiempo le he ido cogiendo el tranquillo al asunto y hoy es el día en que, aún absorto por ver de desestructurar a un estructuralista o intentando estructurar a un desestructurado, simultánea e inadvertidamente le voy quitando las telarañas al techo. Seguir leyendo