Amantes

“Murieron como vivieron / y, como cuando vivían,/ uno por otro moría / uno por otro murieron”

(Juan de Tassis y Peralta, II conde de Villamediana.1582-1622)

Los amantes murieron de amor hace la friolera de ocho siglos pero, a poco que arrimas el olfato por entre los claustros y torres de ese entorno mudéjar, sientes que la iglesia-fortaleza de San Pedro de Teruel que los cobija aún retiene en los poros de su arquitectura -más allá del mausoleo- la penetrante fuerza de un ensueño. No otro que ese recurrente paseo por el amor y la muerte que, independientemente de las vestiduras de cada época, todos damos en transitar y que aquí resurge sublimado bajo los posos que el tiempo ha ido depositando a su paso. La dolida belleza, al fin, de unos cuerpos que son ya los nuestros, donde reposan todos los anhelos que vinimos a despertar en esta vida y que, una vez vivida, más parezca haberla soñado.

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