Cómplices

Tenemos un dólar y noventa y ocho centavos ¡y te estás riendo!” (Clyde Barrow -Warren Beatty- a Bonnie Parker -Faye Dunaway- en la película Bonnie & Clyde. Arthur Penn, 1967)

Contemplo una foto -que más parezca un fotograma- con los rostros sonrientes de una pareja madura mirándose a los ojos en la que ella, más joven, mantiene ese gesto de niña rozando la adolescencia que en algunas ocasiones vemos posarse -como un pájaro- en el semblante risueño de algunas mujeres muy guapas. La escena me recuerda aquel hermoso arranque de Los enamoramientos (Javier Marías. Alfaguara, 2011) donde la protagonista observa con discreción cada mañana a una pareja de desconocidos que desayunan en esa misma cafetería y que, a sus ojos, desprenden una complicidad que viene a encarnar la fábula de la felicidad conyugal. Secuencia convertida para ella en un incitante espectáculo diario que le vivifica antes de dirigirse a su tedioso trabajo en una editorial. Luego en la novela -como en la vida- las cosas se complican, pero esa ya es otra historia.

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